Recuerdo un día en mi época escolar, cuando a final de año para recibir mis calificaciones era necesario hacer una presentación del cuaderno donde llevaba los apuntes de una asignatura, ¡que fácil pensé !, pero luego recordé que mi cuaderno de apuntes estaba tan deteriorado que podrían bajarme mi calificación, mi tensión incrementaba cuando recordaba la cantidad de páginas que tenía mi cuaderno.
Pero como toda niña obediente fuí a la librería a comprar un cuaderno en blanco, para iniciar mi arduo trabajo (reconstruir mi cuaderno de notas). Fue así como inicié con la tarea, volviendo a escribir hoja por h0ja, por momentos tenía que hacer pausas para poder descansar mi mano, pues sentía mucho dolor al prolongar la escritura.
Las horas avanzaban y las hojas por transcribir parecían que también, sentía que no iba poder entregar el trabajo a tiempo, por momentos trataba de contar las páginas que faltaban y más aumentaba mi angustia ¡no podría!. Pero decidí seguir, al menos me quedaría la satisfacción de hacer el trabajo, pero depronto a medida que transcribía encontraba páginas que estaban en blanco, fueron muchas y así poco a poco fue bajando el volumen del indeseado cuaderno, fue así como terminé antes del tiempo que me había propuesto la tarea que me había trazado.
Isaías 40:31 dice: "pero los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas: correrán y no se fatigarán caminarán y no se cansarán. Nuestra vida es como un cuaderno, en el cual día a día escribimos de nuestra cotidianidad, cada experiencia queda allí plasmada, pero en momentos por circunstancias requerimos hacer un "pare" reconstruir nuestra historia; puede implicar cambiar apartes de nuestra vida, o simplemente trascribir nuevamente párrafos o página enteras.
En esa reconstrucción o transcripción puede pasarnos como en aquel cuaderno viejo, nos podemos asustar, podemos intimidarnos por lo mucho que nos falte escribir en él, pensaremos "no llegaremos", "no me alcanzará el tiempo", pero cuando aprendemos a poner nuestras cargas en Dios nos damos cuenta que por muy voluminoso e inalcanzable que parezca nuestro propósito, pasaremos muchas hojas de aquel libro de manera tan rápida que en un abrir y cerrar de ojos estaremos justo allí en el punto que Dios dijo que estaríamos.
No somos escritores de nuestra historia, sólo somos transcriptores del propósito de Dios, aprendamos a avanzar en nuestro libro de vida, teniendo presente que no nos cansaremos ni nos fatigaremos porque toda carga la llevó Jesús a la Cruz del Calvario.
Hoy sin temor alguno puedes reconstruir el cuaderno viejo de tu vida solamente haciendo una oración, Por eso te invito a que detenidamente leas estas líneas guardándolas en tu mente y tu corazón, sellándolas con un firme Amén : Padre Santo, y padre bueno, yo confieso que Jesucristo es mi Señor, Salvador y Redentor. Gracias te Doy Padre porque mi nombre aparece inscrito en el libro de la vida desde ahora y para siempre. Lléname con tu Santo Espíritu ahora. Amén.
Paola Johana Martínez Ortíz
REALMENTE EXISTEN MOMENTOS EN NUESTRA VIDA QUE LAS PROPIAS CIRCUNSTANCIAS NOS LLEVAN A REALIZAR UN PARE, A REVISAR QUE HEMOS ESCRITO EN EL LIBRO DEL RECUERDO Y CUANTAS COSAS DE LO VIVIDO DESEARÍAMOS CAMBIAR, DIOS A MANERA DE AVISO, NOS HACE LLEGAR A ESE MOMENTO, Y SOLO CUANDO VEMOS CON EL CORAZÓN LAS VERDADERAS SEÑALES DESCUBRIMOS QUE PODEMOS MEJORAR NUESTRAS VIVENCIAS, YA SEA REESCRIBIENDO O PERFECCIONANDO LA LETRA DE NUESTRA ESCRITURA, LO IMPORTANTE ES NO OLVIDAR QUE ESTAMOS VIVOS, CON UN SOLO PROPÓSITO Y ES DEJAR QUE DIOS ACTUÉ EN NOSOTROS
ResponderEliminarAsí es hermano, lo importante es que Dios nos promete que pueden ser todas las cosas nuevas, y que a pesar de ser cual sea nuestra historia, ya él había escrito una mejor desde antes de nosotros nacer. Gracias por tu comentario y por visitar este blogs. Bendiciones
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