jueves, 29 de septiembre de 2011

Sentada sobre la roca


Caminar sin saber a dónde ir, seguir y seguir sin tener claro el horizonte. A los lejos solo podía ver montañas unas muy altas y otras más pequeñas pero igual el camino se me hacía muy largo, ansiaba encontrar un guía de esos que te llevan justo a donde quieres ir, porque su experiencia les ha llevado a conocer todo; busqué y busqué pero ningún guía me supo ubicar, ninguno de los mapas que me habían mostrado me servía; ¡pero debía haber algo!, ¡algo tenía que encontrar!.

Seguí caminando y me encontré a muchas personas que recorrían el largo camino pero al igual que yo no sabían por donde seguir; y era tan inútil preguntarles, pues ¿a donde podrían llegar dos ciegos?.


A lo largo de una colina vislumbré una pequeña señal, en aquel lugar había clavada una cruz que decía "Aquí murió y resucitó el guía que guarda el mapa sagrado", a un lado de aquella estaca estaba doblado un pedazo de papel ya amarillento que de lo viejo no se podía muy bien leer ; solo se alcanzaba a ver un largo trazo que terminaba en un círculo rojo que tenía en su interior la palabra "propósito", ¡era el mapa! me supuse, me imaginé que el objetivo era llegar a aquel lugar. Tomé aquel camino, y me llamó la atención que era más estrecho y más largo que el anterior.

A medida que caminaba encontraba muchas personas; noté que permanecían alegres al mismo tiempo que recorrían , habían varios parajes donde nos detenían para explicarnos cuál sería la próxima escala, nos daban una idea para llegar hasta el destino final "aquella montaña llamada propósito".

Pero caminaba y caminaba, aunque ya tenía alguna idea del lugar donde quería llegar, el camino se tornaba muy largo a parte de estrecho, ya me sentía muy cansada; habían sido muchos días de viaje y poco a poco se agotaban mis fuerzas, quería declinar; pero al mismo tiempo quería conocer lo que aquel guía me había mostrado en su mapa, quería hallar aquel estado de paz donde se ve concluido nuestro caminar.

Pero a lo alto de aquel camino encontré una roca, una roca enorme y bien cimentada, lucía muy fuerte y tenía en su interior un orificio tan amplio que me pude introducir en ella, decidí quedarme un rato para guardarme del potente sol y descansar un poco, total ¡había mucho camino por recorrer!


Al intentar descansar caí en un sueño profundo, y en el fui trasladada al fondo de aquella roca, y allí me encontré a un hombre de apariencia muy hermosa, con vestiduras resplandecientes, que me recibió con los brazos extendidos y me dijo: "hija ven a descansar, sé de dónde vienes y se a dónde vas porque soy tu guía, fui quien dejó el mapa al lado de aquella cruz porque sabía que tomarías ese camino" .

No entendía porque me sentía tan familiarizada con aquel hombre, mis lágrimas brotaban, no las podía detener, pero fui sintiendo como el cansancio fue cesando; mis fuerzas poco a poco se renovaban mientras observaba el rostro de aquel hombre, mientras él seguía diciendo: " yo conozco tu comienzo y también tu final porque yo tracé tu mapa, yo cree tu propósito, y mientras descanses aquí en esta roca que soy yo mismo, no tendrás que seguir esforzándote para cumplir tu objetivo"; desde ahora te sentarás sobre esta roca para ver como se cumplen uno a uno tus sueños. Un poco confundida le pregunté : ¿como haré para llegar al final si me quedo sentada aquí?, ¿Si no lo hago yo quien lo hará por mi? Aquel hombre con una voz ya no tan suave me respondió: hoy te he dado una garantía llamada “gracia" si esperas sentada en esta roca no te cansaras, y desde lo alto de ella veras como cumpliré cada anhelo de tu corazón, cada trazo que observaste en aquel mapa que diseñé exclusivamente para ti, ¡no temas! La fuerza del hombre no igualará jamás mi fuerza, no hay piedra que obstaculice tu camino que yo no pueda quitar, no hay montaña que intente ocultar tu panorama que yo no pueda mover, pero solo si me permites seguir siendo tu guía, y si PERMANECES SENTADA SOBRE LA ROCA.


Me desperté de aquel sueño y seguía sobre aquella roca, desde entonces espero en ella y miro desde lo alto donde permanezco esperando el cumplimiento de la promesa que me hizo aquel hombre que dijo llamarse el gran “YO SOY", . Mis pies no se cansan y mantengo tan fresca como un árbol a la orilla del río.


Porque mi roca fuerte eres tu mi Dios, en ti he confiado y confiaré, porque tú has prometido que no me desampararás y me sustentarás con la diestra de tu justicia, TU JAMÁS MIENTES.


2 Samuel 22: 32 Porque ¿quién es Dios, sino sólo Jehová?, ¿Y qué roca hay fuera de nuestro Dios? .33 Dios es el que me ciñe de fuerza, Y quien despeja mi camino; 34 Quien hace mis pies como de ciervas, Y me hace estar firme sobre mis alturas; 35 Quien adiestra mis manos para la batalla, De manera que se doble el arco de bronce con mis brazos.


Bendiciones,


Paola Johana Martínez Ortíz

domingo, 25 de septiembre de 2011

El mejor regalo


Un 2 de febrero a las 11 a.m aproximadamente, en el Hospital San José de Maicao -La Guajira, tuvo un lugarcito en el mundo una niña a quien por decisión previa le escogieron el nombre de Paola Johana.

La niña era la primogénita de Nilson y Paula, una joven pareja, que con mucho anhelo y amor esperaban ansiosos su nacimiento, pero el color rosa de aquel dulce sueño en ese momento hecho realidad; se tornó gris con la negativa noticia de los médicos, la niña por encontrarse en una posición incorrecta en el vientre de su madre, había tenido un desgastante nacimiento y al parecer no respondía aún a esa primera señal de vida que se refleja cuando el niño respira por primera vez.

Así es! La niña no lloraba y lo que era peor ¡ no latía su corazón!. Su madre agotada por el trabajo del difícil parto, manifestaba en su rostro cansancio y tristeza, solo podía ver a las enfermeras corriendo de un lado para otro, gritando que ¡la niña había muerto!.

El Doctor Carmona, un médico que había guardado su bata blanca para dedicarse a las labores administrativas del Hospital como Gerente, fue inquietado por los gritos y movimientos en aquel hospital; ¡algo inquietó aquel hombre!, algo tan fuerte que lo hizo salir de su acomodada oficina para entrar en aquella sala de parto, ¡ese día tampoco usó su bata blanca!; no recordó que aun lucía su elegante corbata, lo que no olvidó fue ese sentir y esa pasión que caracteriza a los médicos por la vida, porque era una vida que se iba, pero aunque todos creyeron que todo estaba perdido, la sufrida madre y el valiente médico sabían que había algo más por hacer.

Carmona, un hombre robusto de color moreno, tomó a la frágil niña con la intención de hacerla respirar, insistió e Insistió, no se escuchaba ya ni un murmullo, solo en el último momento se pudo escuchar el fuerte grito de Carmona, quien exclamó ¡hay corazón!, parecía imposible pero Paola Johana estaba respirando, ¡estaba VIVA! cuando ya todos la habían dado por muerta. La felicidad se reflejaba en el rostro de aquel inquieto médico, quien se sentía satisfecho por el deber cumplido, pero más gozo sentía de haberle devuelto el sueño a una madre.

Hoy, años después, no tengo ni idea donde se pueda encontrar el Doctor Carmona, es más; aunque una de las protagonistas de la historia, Paula Elena “ mi madre”, me ha repetido la historia muchas veces, no me he podido memorizar su nombre; pero si algún día lo encuentro, no dudaré en darle las gracias, le daría las gracias por ser un médico con vocación de servicio; por cumplir a cabalidad el juramento hipocrático, pero sobre todo le daría las gracias por haber permitido que mi señor JESÚS lo convirtiera en su instrumento para darle vida a lo que ya había sido desechado por el hombre.

Yo soy aquella niña, soy Paola Johana, a quien Dios rescató de la muerte por una razón, motivo que hasta hace dos años no entendía ni conocía; pero era suficiente para agradecer y seguir luchando a pesar de los tantos obstáculos. Hoy que he sido participe de tus maravillas, hoy que has cambiado radicalmente mi vida, puedo decir que te conozco Jesús, y también con vergüenza puedo reconocer que mientras nos afanamos por cosas apreciables en dinero, no te damos la gloria por las cosas invaluables.

Muchos tienen dinero y no tienen libertad, y los que tenemos “libertad” ansiamos el dinero, hasta que nos damos cuenta que el dinero no nos da la vida, ni mucho menos nos da la salvación!!, he visto personas acumular riquezas y perder la vida sin tener tiempo de conocer a Dios, ¿que valdría más en ese momento? Si se tiene en cuenta que las riquezas materiales no las podemos llevar cuando morimos, porque tenemos riquezas en el cielo, y cuando morimos vamos a mejor vida por toda la eternidad, pero, ¿Qué riquezas habremos acumulado en el cielo cuando hemos desperdiciado la vida acumulando riquezas en la tierra? .

Queremos vivir la vida sin limitaciones, vivimos como si nunca fuésemos a morir, pensamos que tendremos tiempo para todo y para todos; dejamos a Dios en el último lugar y recurrimos a él en un momento de desesperación, y muchas veces él por su inagotable misericordia nos guarda y nos da mil oportunidades, pero ¿hasta cuándo? , ¡No siempre habrá otra oportunidad!; en algún momento respiraremos por última vez y ten por seguro que el dinero no podrá comprar la vida!

Hoy entiendo señor que no debo buscar riquezas, que debo añorar el éxito pero fundamentado en tu palabra, ¡porque tengo lo más importante que eres tú!, Tú me has regalado la vida y me has guardado tantas veces, cuando lo único que he hecho es apartarme de tu lado y dejarte en el último lugar.

Hoy te pido perdón por tanta ambición que no sirve de nada, he visto morir a muchas personas sin conocerte y que triste se siente, PADRE, hoy reconozco que he sido egoísta; me he quejado por nimiedades, cuando en realidad tu me has dado más de lo que merezco, y por eso te pido perdón y no me cansaré de hacerlo, porque desperdicié mucho tiempo de la vida que me regalaste en cosas que no valen la pena, pero hoy PADRE reconozco que es por tu misericordia cada instante de vida!.

Gracias por estos años de misericordia y fidelidad, gracias por el regalo de la vida, pero sobre todo gracias por la SALVACIÓN, que sin lugar a dudas ha sido EL MEJOR REGALO

MATEO 6:33 “ Buscad primeramente el Reino de Dios y su Justicia, y todo lo demás os será añadido

Bendiciones



Paola Johana Martínez Ortíz







sábado, 24 de septiembre de 2011

Dios se revela a sus hijos



"Los cielos cuentan la gloria de Dios, y la expansión denuncia la obra de sus manos. Un día emite palabra a otro día, y una noche a otra noche declara sabiduría”. Salmos 19:1,2

Dios es un Padre de amor, que se interesa por la vida de sus hijos. Él no te creó y te dejó abandonado a tu triste destino. Desea guiarte, y llevarte al puerto deseado de la felicidad. El problema es que, en este mundo, hay tantas voces que te dicen lo mismo y, a veces, tienes dificultades para identificar la voz de Dios. Pero, él siempre está a tu lado, llamándote e invitándote a vivir una experiencia de amor con él.

El versículo de hoy dice que la naturaleza cuenta la gloria de Dios. Te habla de muchas maneras: mediante el canto del pajarillo; cuando abre una flor; de manera dulce, en la brisa mansa de la tarde calurosa, o de manera enérgica, en la voz del trueno. Pero, te habla. La pregunta es: ¿entiendes lo que la naturaleza te comunica? ¿Tienes tiempo para detenerte y observar lo que sucede a tu alrededor, o vives demasiado ocupado y ansioso con las cosas de esta vida?

Es una pena que, a veces, el ser humano, al observar la belleza de los astros y de la naturaleza, empieza a adorar las cosas creadas, y no al Creador. Cuánta gente se pierde en los recovecos del misticismo y de la astrología, en lugar de volver sus ojos al Dios maravilloso que creó todo aquello. La próxi­ma vez que veas un arco iris, el vuelo de una mariposa o la salida del sol, trata de escuchar la voz de Dios.

El Señor desea comunicarse contigo no solo a través de su Palabra, sino también por medio de la naturaleza. Cuídala, obsérvala, protégela; y trata de aprender las lecciones que ella te puede proporcionar.

Haz de este un día de observación. Por el camino en que te diriges a tu trabajo, a tu colegio; en el jardín de tu casa o de la universidad; en la calle; en fin. Haz una pausa, observa lo que Dios creó, alza los ojos al cielo, mira el cielo azul o cubierto de nubes, y pregúntate a ti mismo: “¿Qué lecciones quiere enseñarme Dios, a través de las cosas simples que la naturaleza me muestra?”

Recuerda: “Los cielos cuentan la gloria de Dios, y la expansión denuncia la obra de sus manos. Un día emite palabra a otro día, y una noche a otra noche declara sabiduría”.



domingo, 11 de septiembre de 2011

Te pareces a tu padre




Ya cansada de reclamar el derecho de su hijo, Mariam dejó de insistir en el reconocimiento de Joaquín ya cuando tenía 3 años de edad. Era difícil aceptar la desaparición del padre del niño, y se le sumaba a esto el rechazo y la habladuría de la gente cuando se referían a la identidad paternal del pequeño Joaquín.


Solía Mariam escuchar la murmuración retumbando en sus oídos cada vez que pasaba por algún lugar. En el pueblo se preguntaban los unos a los otros, ¿será hijo o no?, ¡pero no se parece en nada¡ afirmaban, pero el niño fue creciendo y creciendo ya era casi un pre – adolescente, y comenzaba a parecerse a alguien…… el cabello había cambiado de color y hasta tenía el mismo lunar cerca a la ceja derecha y seguía siendo el tema de conversación más interesante de aquel lugar.


Un día el niño jugaba en el parque, y escuchó que le gritaron ¿Dónde está tu papá?, el niño confundido pensó que no le hablaban a él, aquel hombre apresuró sus pasos acercándose cada vez más e insistentemente seguía preguntando ¿Dónde está tu padre?, ¿Dónde está tu padre?, el niño un poco fastidioso le contestó en un tono tosco: no se dé que habla, ¡yo no tengo padre! . Al ver a su hijo charlando con aquel extraño Mariam se acercó intrigada….¿ qué sucede hijo?, este señor me pregunta por mi padre y yo no sé quién es, le contestó el niño; Mariam con su cara de confusión le preguntó aquel sujeto porqué se acercaba de esa manera a su hijo, ¡ es el hijo de José Joaquín!; ¡ es igualito¡ , replicó aquel hombre; Mariam entre sonreída y sonrojada le respondió: ¡al fin ¡, el hombre sin entender preguntó a la mujer que estaba pasando; al saber la historia le contestó : ¡ fui su gran amigo! Y lo conocí tanto que vi en el niño su misma cara, vi a mi amigo en él. Aquel hombre terminó diciendo: se necesita compartir mucho con alguien para poder conocerlo, “todo aquel que dudo de la paternidad del niño, nunca conoció a su padre”.

¡No temas¡ todo aquel que te critique por causa de tu caminar con Cristo, todo aquel que no reconozca el cambio que él ha hecho en tu vida, es porque nunca ha conocido a Cristo, muchas veces como le sucedió a este niño, nos es negada la identidad paternal. Nuestra identidad es tan importante, que debemos tenerla plenamente identificada; pues seguidamente somos confrontados y nos es necesario mostrarla, es donde surge el interrogante ¿ quién soy?, ¿ de dónde vengo?.


“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; todas son hechas nuevas”2 Corintios 5:17.La escritura nos hace comprender que si alguien ha recibido a Cristo, entonces ha sido transformado, ha sido creado nuevo; y por lo tanto esa nueva naturaleza es espiritual, la misma que Dios creó desde el principio de de todas las cosas “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza” Génesis 1:26; por lo tanto se necesita conocerla o al menos identificarla para poder aceptarla en los demás y en nuestra propia vida.

Es esta nuestra verdadera identidad, la que nos hace que nos parezcamos a nuestro padre (Jn. 1: 12-13)“12Mas a todos los que lo recibieron, a quienes creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios. 13, Estos no nacieron de sangre, ni por voluntad de carne, ni por voluntad de varón, sino de Dios. Como lo anotamos anteriormente, nuestra nueva identidad tiene una condición “recibir”, es notorio para aquellos que han aceptado a Cristo y por lo tanto han creído en su nombre, es cuando Dios nos da potestad de ser sus hijos.

Esta nueva y maravillosa identidad solo podemos encontrarla y vivirla en Dios. Él es nuestro diseñador. Perdemos el tiempo cuando intentamos vivir conforme a otros patrones. Desperdiciamos todo lo que fue puesto en nosotros cuando no nos movemos según lo que Dios dispone en su voluntad. Él es nuestro creador y nos hizo especialmente a su imagen.

Paola Martínez Ortíz