domingo, 25 de septiembre de 2011

El mejor regalo


Un 2 de febrero a las 11 a.m aproximadamente, en el Hospital San José de Maicao -La Guajira, tuvo un lugarcito en el mundo una niña a quien por decisión previa le escogieron el nombre de Paola Johana.

La niña era la primogénita de Nilson y Paula, una joven pareja, que con mucho anhelo y amor esperaban ansiosos su nacimiento, pero el color rosa de aquel dulce sueño en ese momento hecho realidad; se tornó gris con la negativa noticia de los médicos, la niña por encontrarse en una posición incorrecta en el vientre de su madre, había tenido un desgastante nacimiento y al parecer no respondía aún a esa primera señal de vida que se refleja cuando el niño respira por primera vez.

Así es! La niña no lloraba y lo que era peor ¡ no latía su corazón!. Su madre agotada por el trabajo del difícil parto, manifestaba en su rostro cansancio y tristeza, solo podía ver a las enfermeras corriendo de un lado para otro, gritando que ¡la niña había muerto!.

El Doctor Carmona, un médico que había guardado su bata blanca para dedicarse a las labores administrativas del Hospital como Gerente, fue inquietado por los gritos y movimientos en aquel hospital; ¡algo inquietó aquel hombre!, algo tan fuerte que lo hizo salir de su acomodada oficina para entrar en aquella sala de parto, ¡ese día tampoco usó su bata blanca!; no recordó que aun lucía su elegante corbata, lo que no olvidó fue ese sentir y esa pasión que caracteriza a los médicos por la vida, porque era una vida que se iba, pero aunque todos creyeron que todo estaba perdido, la sufrida madre y el valiente médico sabían que había algo más por hacer.

Carmona, un hombre robusto de color moreno, tomó a la frágil niña con la intención de hacerla respirar, insistió e Insistió, no se escuchaba ya ni un murmullo, solo en el último momento se pudo escuchar el fuerte grito de Carmona, quien exclamó ¡hay corazón!, parecía imposible pero Paola Johana estaba respirando, ¡estaba VIVA! cuando ya todos la habían dado por muerta. La felicidad se reflejaba en el rostro de aquel inquieto médico, quien se sentía satisfecho por el deber cumplido, pero más gozo sentía de haberle devuelto el sueño a una madre.

Hoy, años después, no tengo ni idea donde se pueda encontrar el Doctor Carmona, es más; aunque una de las protagonistas de la historia, Paula Elena “ mi madre”, me ha repetido la historia muchas veces, no me he podido memorizar su nombre; pero si algún día lo encuentro, no dudaré en darle las gracias, le daría las gracias por ser un médico con vocación de servicio; por cumplir a cabalidad el juramento hipocrático, pero sobre todo le daría las gracias por haber permitido que mi señor JESÚS lo convirtiera en su instrumento para darle vida a lo que ya había sido desechado por el hombre.

Yo soy aquella niña, soy Paola Johana, a quien Dios rescató de la muerte por una razón, motivo que hasta hace dos años no entendía ni conocía; pero era suficiente para agradecer y seguir luchando a pesar de los tantos obstáculos. Hoy que he sido participe de tus maravillas, hoy que has cambiado radicalmente mi vida, puedo decir que te conozco Jesús, y también con vergüenza puedo reconocer que mientras nos afanamos por cosas apreciables en dinero, no te damos la gloria por las cosas invaluables.

Muchos tienen dinero y no tienen libertad, y los que tenemos “libertad” ansiamos el dinero, hasta que nos damos cuenta que el dinero no nos da la vida, ni mucho menos nos da la salvación!!, he visto personas acumular riquezas y perder la vida sin tener tiempo de conocer a Dios, ¿que valdría más en ese momento? Si se tiene en cuenta que las riquezas materiales no las podemos llevar cuando morimos, porque tenemos riquezas en el cielo, y cuando morimos vamos a mejor vida por toda la eternidad, pero, ¿Qué riquezas habremos acumulado en el cielo cuando hemos desperdiciado la vida acumulando riquezas en la tierra? .

Queremos vivir la vida sin limitaciones, vivimos como si nunca fuésemos a morir, pensamos que tendremos tiempo para todo y para todos; dejamos a Dios en el último lugar y recurrimos a él en un momento de desesperación, y muchas veces él por su inagotable misericordia nos guarda y nos da mil oportunidades, pero ¿hasta cuándo? , ¡No siempre habrá otra oportunidad!; en algún momento respiraremos por última vez y ten por seguro que el dinero no podrá comprar la vida!

Hoy entiendo señor que no debo buscar riquezas, que debo añorar el éxito pero fundamentado en tu palabra, ¡porque tengo lo más importante que eres tú!, Tú me has regalado la vida y me has guardado tantas veces, cuando lo único que he hecho es apartarme de tu lado y dejarte en el último lugar.

Hoy te pido perdón por tanta ambición que no sirve de nada, he visto morir a muchas personas sin conocerte y que triste se siente, PADRE, hoy reconozco que he sido egoísta; me he quejado por nimiedades, cuando en realidad tu me has dado más de lo que merezco, y por eso te pido perdón y no me cansaré de hacerlo, porque desperdicié mucho tiempo de la vida que me regalaste en cosas que no valen la pena, pero hoy PADRE reconozco que es por tu misericordia cada instante de vida!.

Gracias por estos años de misericordia y fidelidad, gracias por el regalo de la vida, pero sobre todo gracias por la SALVACIÓN, que sin lugar a dudas ha sido EL MEJOR REGALO

MATEO 6:33 “ Buscad primeramente el Reino de Dios y su Justicia, y todo lo demás os será añadido

Bendiciones



Paola Johana Martínez Ortíz







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