lunes, 1 de agosto de 2011

MARCHANDO CON LA GRACIA



Ester: 4:11 Todos los siervos del rey, y el pueblo de las provincias del rey, saben que cualquier hombre o mujer que entra en el patio interior para ver al rey, sin ser llamado, una sola ley hay respecto a él: ha de morir; salvo aquel a quien el rey extendiere el cetro de oro, el cual vivirá; y yo no he sido llamada para ver al rey estos treinta días

Resuelta a interceder por su pueblo marchaba la reina, tenía tras suyo la sombra de muerte, nadie había hecho lo que ella pretendía sin salir bien librado; pero tenía que hacerlo pensaba cada vez que daba un paso, un paso la llevaba a la victoria y el otro se enredaba con el olor a duelo, pero determinó seguir; era por una buena causa y no podía delegar algo que solo le correspondía a ella, porque entendió que: “para esa hora había llegado a aquel reino”.

Un decreto en contra de su pueblo pesaba sobre ella, hasta ese día no pudo seguir durmiendo sobre la comodidad que ahora disfrutaba; ¡era hora de despertar! , de orar y ayunar porque la reacción tal vez se tornaría violenta , su corazón latía como al son del himno de guerra cada vez que recordaba sus palabras determinantes: Ester: 4:16 Ve y reúne a todos los judíos que se hallan en Susa, y ayunad por mí, y no comáis ni bebáis en tres días, noche y día; yo también con mis doncellas ayunaré igualmente, y entonces entraré a ver al rey, aunque no sea conforme a la ley; y si perezco, que perezca.

Determinación fue lo que la motivó a lanzarse, tenía dos opciones: o veía destruir a su pueblo desde lo alto del palacio, o se enfrentaba y luchaba por él, tal vez lo que menos esperó fue salir bien librada, más aún confiaba en aquel que había reposado sobre su cabeza la corona Real. Entendió Ester que si bien era reina por gracia, la gracia permanecía en ella no solo como una más de las joyas que la adornaban, pues aquel regalo inmerecido que había recibido, traía consigo beneficios y promesas que nunca antes existieron.

Un decreto que era contrario a su propósito había que cambiarlo, era necesario indignarse contra esa injusticia, por muy loco o absurdo que pudiere parecer, pues tenderse y acomodarse en la FE pensando que al final pudiera pasar algo sin hacer nada era lo menos recomendable en ese momento, ¡había que accionar! Para algo tenía que servir que fuera Reina, tenía que marchar con determinación y osadía; ir por el todo o nada, vida o muerte delante de Dios que había hecho promesas a Abraham, Isaac e Israel, con juramento; y que las seguiría manteniendo sobre su pueblo…. Porque no era hombre para mentir, ni hijo de hombre para arrepentirse.. y la marcha la arribaría con el poderoso delante de ella.


Hasta aquí leemos y una vez más se resaltan las virtudes de Ester, mujer valiente la llaman muchos, ¿pero que de nosotros?.. si recordamos que el marco circunstancial en el que se desarrolló esta historia bíblica se encuadra día a día en nuestras vidas; No necesitamos ceñirnos una corona o aparecer en la biblia para hacer más interesante o más motivante la historia, a cada uno de nosotros se le ha presentado una circunstancia adversa que nos ha dictaminado a tomar decisiones, o en muchos casos la hemos dejado pasar ignorándola. Falta de fe le llaman muchos cuando preferimos rendirnos por temor a las consecuencias de una determinación, y LOCURA le llaman otros cuando accionamos y nos paramos sobre lo que Dios nos ha prometido aunque no nos entiendan y lo que es mucho peor AUNQUE NO NOS CREAN.


2 Corintios 1:20 dice: 1:20 porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios. Esto nos da a entender que todas sus promesas se cumplen, pero muchas de ellas van a ser el resultado de una acción de nosotros “creer” , y es cuando el “creer” que representa la fe debe estar cimentado en una promesa y no en un parecer nuestro “emoción” . Porque suele pasar que lo que esperamos por años nunca pase porque no salió del corazón de Dios. Entonces ¿que determina las promesas de Dios? , la respuesta es: “una convicción”, la convicción que lo que sentimos nació del corazón de Dios, esa confianza que nos hace perseverar aunque todo parezca contrario, la certeza que nos lleva a marchar con la gracia porque ha sido Dios quien nos ha hecho una promesa, esa seguridad que no se esfuma con el tiempo por muy fuerte que sea la tormenta porque está plantada sobre la roca.


Cuando se marcha con la gracia entendemos que no tenemos que ser cualificados o calificados para obtener una promesa, pero si es necesario calificar nuestra FE, o al menos analizar sobre que está puesta ¿está puesta sobre Cristo?, sino está puesta sobre el dador de gracia ¿Cuál es el sentido de nuestra fe?, la fe está íntimamente ligada a la gracia, pues se necesita creer que alguien es lo suficientemente poderoso como para cambiar un pacto que nos condenaba a morir por pecados, por un pacto que nos da vida eterna y nos declara justos con solo aceptar que alguien nos ha limpiado.


Ester marchaba sobre la gracia, ella iría en busca de favor; irrumpiría en un espacio de tiempo confiada en que su osadía sería perdonada, segura de que hallaría gracia delante del Rey Asuero porque no era la gracia por encima de ella, era la gracia caminando con ella, total aquel Dios que había diseñado su propósito, la había colocado en el trono para aquel tiempo, y Todo lo que Dios hace para llevar a cabo nuestro propósito se denomina gracia.

La gracia de Dios, nos toma como materia prima, arruinados por el pecado, en muy distintas condiciones cada uno; y Dios, a través de su gracia nos transforma en personas útiles para su servicio, con vestiduras blancas y resplandecientes, con la marca de santidad de nuestro fabricante, con el sello del anillo del Rey; el mismo con el que fue aprobado el nuevo decreto que salvó el pueblo judío, y todo por una mujer que no se limitó ante una puerta cerrada, ella camino, accionó y aceleró una promesa. ¡solo porque creyó que para aquella hora había llegado!


Hoy te insto a que acciones sobre tu fe; ¿Qué te ha prometido Dios?, ese mismo Dios de promesas es el mismo Dios que transforma y por muy increíble o “loco” que parezca nuestro sueño, si es conforme al propósito de Dios se ejecutará en su tiempo; pero no olvides que muchas veces vas a tener que saltar a la piscina aunque sepas que no tiene agua “de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía”. Hebreos 11:3

Bendiciones;

Paola Johana Martínez Ortíz

No hay comentarios:

Publicar un comentario