Padre toma el control de este vehículo, envía ángeles a su alrededor guardando las vidas que dentro de el van, toma el control de la parte eléctrica, mecánica y por favor en el nombre de tu hijo Jesús toma el control del combustible para que todo transcurra normal y podamos llegar con bien al lugar de nuestros destinos gracias Padre Amén.
Así inició el inesperado viaje de trabajo, oré como era mi costumbre, iba apresurada a cumplir una cita de trabajo a 40 minutos de la ciudad donde me encontraba, tenía mucho afán de llegar, pero de pronto el conductor del vehículo lo estacionó en una estación de combustible, detrás de la larga fila en espera , pasaron 20 minutos y no llegábamos al primer lugar. No puedo negar que mi amabilidad comenzaba a agotarse, y ante el silencio de los demás pasajeros decidí reaccionar ¡ señor por favor tengo afán!, ¡por favor!, ¡por favor! no tengo tiempo que perder, ¡me están esperando!, a los 5 minutos el vehículo estuvo lleno de combustible y pudimos partir.
Parecía recuperarse el retraso, cuando de pronto un neumático comenzó a perder aire, a pocos metros había un taller de mecánica y el vehículo fue introducido a ese lugar luego de que el conductor hiciera bajar a todos los pasajeros, el tiempo transcurría y creía que ya no alcanzaría a llegar, me consumía la desesperación y otra vez me correspondió tomar la voz líder ¡señor necesito el tiempo por favor!, ¡señora que vergüenza!, el vehículo tiene un daño y lo están reparando, me contestó el individuo, lo que por supuesto no calmó mi inconformidad, y decidí despertar la impaciencia de los demás pasajeros ¡ustedes no tienen afán!; les dije en un tono fuerte, y le reclamé a Dios ¿Padre por que me pasa esto? le cuestioné, no les puedo decir que Dios me contestó audiblemente, pero de pronto empecé a recordar mi oración y sólo una frase retumbaba en mi mente "Padre toma el control de este vehículo", sentí una vergüenza terrible como si todos supiesen lo que estaba pensando (Dios había estado tomando el control y yo estaba molesta) ¿a donde hubiésemos llegado sin combustible y con un neumático en mal estado?, me dirigí al conductor del vehículo y le dije: "señor, no se preocupe tómese el tiempo que sea necesario", el señor me miró confundido y me preguntó ¿señora y no tiene afán?, sonriente le respondí ¡Dios tiene el control!.
Cuando llegué a mi lugar de destino, efectivamente mi cliente me había dejado una nota que decía: "Doctora por favor discúlpeme, no voy a poder estar a la hora acordada porque tuve una urgencia, le ruego el favor me espere 1 hora ". Miré al cielo y repetí ¡Dios tienes el control de todo!.
Debemos entender la responsabilidad que asumimos con Dios cuando le pedimos en un determinado momento que "tome el control" de una situación, pues esa frase encierra nuestro firme deseo de renunciar a la manera que tenemos de hacer las cosas, para permitir que Dios lo haga como "él desea", pero somos tan desmemoriados que pedimos algo hoy y cuando nos despertamos y miramos que las fichas no están en el lugar que las dejamos, nos enfadamos y reclamamos ¿porqué no me sale nada bien?.
Tenemos la costumbre de pretender nos adulen por lo bueno que conseguimos y que nos disculpen por lo malo que propiciamos buscando excusas y culpables inexistentes, y de no encontrar los imaginarios, recurrimos a culpar a Dios, "Ah es que tu me habías dicho esto" , ¿porque no me ayudaste Dios?, y hacemos con los que nos rodean como hice con el "pobre conductor" y culpamos a alguien más de estorbarnos "en nuestro afán por seguir", ¿como se sentirá Dios?, a lo mejor pensará que le jugamos una broma o que le hicimos como el niño que regala un dulce y luego se arrepiente y lo quita, como el vendedor de la tienda que ocupamos mucho tiempo y al final no nos decidimos que comprar ¿y piensa el vendedor que perdió su tiempo?, no, el verdadero vendedor piensa que invirtió su tiempo en un cliente potencial, que regresará y ya irá directamente a comprar lo que ya conoce, como lo hace Dios con nosotros manteniendo la puerta abierta para cuando queramos regresar por el padre que hemos conocido.
"Por favor Dios toma el control", aceptaré la manera como quieras trabajar, sellaré mis labios para no entorpecer la obra de tus manos, te daré las llaves para que conduzcas el vehículo de mi vida y lo lleves por el camino correcto.
"Por favor Dios toma el control"
Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz y no de mal, para daros el fin que esperáis.
Jeremías 29:11
Bendiciones,
Paola Johana Martínez Ortíz